El sueño se apodera de mí,
y pienso que por fin lograré escapar
de toda la mierda de mi vida.
Pero estando dormida e inconsciente,
la maldad me persigue hasta mis sueños,
entra a lo profundo de ellos invadiéndolos
y convirtiéndolos en terribles pesadillas,
aún dormida mi pulso se acelera,
la respiración se agita,
y todo entero mi cuerpo tiembla.
Los temblores poseen mi espíritu
y la calma abandona mi alma.
La noche avanza lentamente,
mi almohada se humedece
con mis lágrimas y sudor,
la ropa se pega a mi piel
y la cama se torna incomoda.
Me revuelco cuando las convulsiones
atrapan mi cuerpo y con un grito silencioso
que desgarra mi garganta
me despierto
y me hallo enfrente a mi peor pesadilla,
al final de todo no era el sueño
era mi vida la que se convirtió en una pesadilla.
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