La tormenta que hay afuera
no se iguala a la que llevo en mi interior.
La lluvia torrencial no es nada
comparada con las lágrimas que brotan de mi alma.
Los vientos huracanados son calma
en contraste con la oleada de soledad de mi ser.
Los relámpagos no existen
confrontados a la oscuridad que hay en mi.
Los fuertes truenos son silenciosos
al lado de los gritos, súplicas y lamentos de mi corazón.
Hay una tormenta afuera
y la veo a través de la ventana.
Hay una tormenta dentro de mi
y no sólo la veo,
si no que también la siento.
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