Dios en su infinita grandeza te regaló la oportunidad de llevar vida en tu vientre,
de vivir en primera mano el inmenso regalo de la vida,
de sentir el amor más puro y grande que es el ser madre,
envió a tu vida un ser maravilloso que jamás olvidaras
y que recordaras por la grandiosa alegría que trajo a tu vida.
Dios quiso prestarte eso maravilloso ser,
para luego llevarlo a disfrutar junto a él
donde no existe ni el odio ni el dolor.
Que Dios te conceda la fortaleza necesaria para afrontar esta situación
y que siempre sea la luz en tu vida.
Muchas veces reclamamos a Dios
los ¿por qués?
pero nunca miramos los ¿Para qués? de las obras de Dios.
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